lunes, 30 de abril de 2018

Encuentro

Aproximándose a un amplio espacio verde de esta gran ciudad, me detengo una tarde de otoño y dejo mi mente volar, me dejo desconectar y me permito no estar atento a nada. Asimismo observo como mi mirada se relaja, se desenfoca, mira de forma diferente a lo habitual. Mis músculos se aflojan, el aire circula y llena mis pulmones más a fondo que nunca. El aroma y el sabor de un buen café se hace sentir más y más que en cualquier ocasión. Y así es como siento encontrarme, conmigo mismo, sin miedos, sin nada que reprochar o demandar. Es un encuentro cercano, sin titubeos, sin llegadas tarde, sin cancelaciones, sin mensajes, sin tildes, sin compromisos, sin frases hechas, sin no saber qué decir... porque no hay nada que decir, porque de verdad y finalmente está todo bien, y cuando está todo bien no hace falta preguntarlo. Es un encuentro, es mi encuentro.