domingo, 19 de marzo de 2017

Flaco para otro

¡Estás más flaco! aclama una voz mientras el “flaco” (en adelante, “Flaco”) intenta acercarse al “otro” (en adelante, “Otro”) para consumar el saludo. Flaco sabe que esto ya lo escuchó más de una vez, tanto de Otro como de otros “otros”, y entiende por añadidura que, si esto fuese tan cierto, su volumen o masa corporal ya se hubiera reducido de tal modo que sería invisible para la especie humana. Y en tanto no es invisible, dado que todos los “otros” lo siguen viendo y siguen observado su “cada vez mayor flaqueza”, comprende que la premisa cae de lleno en el concepto de “muletilla”, en el universo de las opiniones ajenas que se desata en todo encuentro cuando “no se sabe bien qué decir”.

Agotadas las respuestas a esta inconsistente pero reiterada afirmación le siguen otros comentarios no mucho más felices como “¿estás comiendo bien?... ah... claro, ahora sos vegano, comés semillas...”. Y cuando finalmente Flaco intenta hablar y explicar, entre las risas de Otro y los otros, los beneficios de su alimentación, viene la reina de las preguntas: “¿vos todo bien?”. Cara de Poker: bien, bien, por suerte. Y le siguen: “¿el trabajo?” Bien, gracias.

Y... ¡vamos a la mesa! ¿Qué se sirve Flaco? Ensalada. ¿Qué pregunta Otro y otros?... “¿Ensalada?”  Y aquí risas generales. Y de nuevo a empezar. O sino, plan B: mutis y más risas.

 Cuestión que después, para Otro y otros vienen dolores, pesadez, hinchazón, y pastillas... muuuchas pastillas “sanadoras” y “necesarias” para aliviar los síntomas de la ingesta; y a la noche, obvio, las del sueño para poder dormir. A la mañana, el “cafecito” para “activar”, y el pan tostado que no puede faltar en un “buen desayuno”. Ahora de frutas ni hablemos, porque son indigestas. Y nueces, almendras, castañas... nooo, ¡jamás!, engordan.
Ahora te pido algo... Si te sentís Otro, no te sientas atacado por esta crónica y pensá un poco en TU situación. Y si te sentís Flaco, quedate tranquilo, estás haciendo bien las cosas y estás como debés estar.