miércoles, 28 de mayo de 2014

Jauja, la Patagonia en Buenos Aires

Después de mucho andar, vuelvo a este conocido café de la calle Cerviño, en el barrio de Palermo, donde también sirven chocolate caliente y helados. Una tarde de otoño, ya pasadas las cinco. Me siento a escribir y leer historias, que serán en algún futuro leídas por otros, o por nosotros mismos. En un continuo devenir del tiempo, aquí y allá, una vez más. A modo de consejo, opinión o sugerencia, me gustaría decirle al lector, que viva, respire, mueva su cuerpo y su mente, y encuentre un motivo para sonreír, todos los días de su vida. Dense los gustos, el minutero no para.